Si algo nos ha dejado el paso de la última ventisca electoral es, salvando la sonrisa nueva y excesiva de Pablo Iglesias a lo largo de sus medidos silencios, un paisaje tirando a mustio en el resto de las principales comisuras políticas. ¿Es para tanto? Pues probablemente, no. Ahora bien, para los que ya llevan unos lustros cotizando a golpe de escaño les resulta más complejo modular sus apariencias frente a lo incómodo, que no es más que hacer de su capa un sayo, y de su responsabilidad, virtud negociadora.
Hay varias cuestiones que, por las premuras reales que marca esta etapa hasta la conformación de las Cortes Generales y, por ende, la rampa de salida para intentar alcanzar un acuerdo que permita desde el poder legislativo embrionar y dar a luz a un ejecutivo semi estable, dan respuesta a esos labios poco dados a airear sus quijadas gozosas. No obstante, como todo huele a navideña novedad, en cualquier minuto pueden variar los rostros, tornar la melancolía en alivio; la angustia, en desahogo. De lo que no hay duda es del triunfo sin paliativos del tercer clasificado en esta embestida de lo nuevo frente a lo viejo, signifique lo que signifique tal alquimia parlamentaria como han parido los recientes comicios: Podemos ha encajado sus 69 avanzadillas entre dos frentes tormentosos, aquél que pretendía irrumpir con viento de cola pero se quedó encallado bajo los acantilados de la realidad sufragista, y la gran borrasca que no se sabe si se mantiene con dos núcleos convectivos o, por el contrario, se anima definitivamente a transmutarse en huracán. Para la formación morada esta inestabilidad alimenta sus planes a medio plazo, que no se satisfacen con esa actual presencia institucional, ni mucho menos. A su lado, el PSOE sobrevive tan huesudo que hasta prefiere remojar sus resultados en una suerte de divertimento interno, consistente en una ruleta rusa a puerta cerrada cargada de discusiones: candidatos, pactos, congresos, fechas…. rostros.
Nadie enseña del todo sus cartas, todos lanzan sus órdagos, porque son conscientes que la cuadratura del círculo es el más sencillo de sus respectivos galimatías. Menos el juez, ese árbitro que nunca se ha visto teniendo que utilizar el silbato ni para anunciar el arranque. Para todos aquellos que se encargan de restar responsabilidad efectiva a lo que su predecesor hacía casi sin levantarse del camastro, Felipe VI ya ha dejado claro que por sus actos lo conoceréis. Las huestes podemitas pueden haber superado la muralla, pero no va a esperar quieto a que alcancen el torreón y, así, para todos los que continúan en el desconcierto por un supuesto error estratégico a la hora de seleccionar el decorado de su tradicional discurso de natividad, es más que probable que sea todo lo contrario. Atrincherado desde el Palacio Real, sus palabras dijeron que ese boato es de disfrute colectivo, pero los tiros de cámara afirmaban que se mira, pero no se toca. Desde las alturas, que el resto no deje el subsuelo a medio limpiar, a medio deshacer.
Lo que resulta harto evidente, desemboquemos en estrámboticos laissez faire, laissez passer políticos o en elecciones anticipadas, es que tanta rigidez facial destila tensión política no resuelta a espuertas y, más pronto que tarde, tendrán que deshacer las sábanas y descorrer los visillos. Ya se verá si desde la suite presidencial o desde un motel de carretera.
Hacía tiempo que no sabía de ti, un placer volver a leerte, Felices Fiestas.
Un placer encontrarles de nuevo. Confiamos en estar nuevamente, de manera habitual.
Yo también digo lo mismo, hacía tiempo que no sabia nada de esta casa tan querida Espero que se reanude de nuevo en sesión ininterrumpida, las esperanzas lo merecen, Deseo feliz año nuevo para todos los modestos visitadores de esta casa, con quien tanto queremos.
Nos alegra que se mantenga esa nostalgia por encontrarnos en estos lugares comunes, de la misma manera que les visitamos con asiduidad y emoción. Confiamos que 2016 sea año de visitas y revisitas!!
Sí, está muy bien encontrarse y ver opiniones parecidas o dispares a las de cada cual, es algo que merece la pena porque te abre la mente a otras posturas. Si es posible seguiremos visitándonos. Que el año 2016 sea menos confuso y más claro que el pasado y, sobre todo, más feliz.
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