Seis años de regresión televisiva animal

13
686

Televisión Española había conseguido superar el atavismo de un determinado sector de la clase política y la ciudadanía más insensible y eliminar por completo de su parrilla, durante los últimos seis años, el repugnante espectáculo que, con disfraz de inocente tradición, consiste en acribillar a seis hervíboros astados con diferentes instrumentos de afilada tortura. Lamentablemente cierto es que aún continúa sobreviviendo la trampa festiva de los Sanfermines, como si una carrerita previa por las calles del centro de Pamplona mitigara el asesino desenlace posterior en el ruedo navarro. Pero, de igual manera que ha retornado la ambición por el control informativo de los medios públicos con la llegada del Partido Popular al poder, poco han tardado en saltarse cualquier sensibilidad y cumplimiento de la normativa respecto a los horarios de especial protección infantil. Les ha podido la reivindicación cutre de un concepto de patria que ya fue, que ya no es. Que por ahí no recupera ni crea nada, sino que nos devuelve a un espacio que no es capaz de contemplar el respeto catódico múltiple más riguroso, utilizando la proyección financiada colectivamente para traer una España sanguinolenta e insensible en franja protegida.
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=ZotYQXohlew]
El pasado 5 de septiembre, la Feria de la muy reaccionaria Valladolid reestrenó las matanzas animales televisadas en la pública. Ni siquiera un basto criterio de audiencia justificaría la ignorancia de los múltiples acuerdos que buscan desterrar del escenario allende las plazas y ruedos el ominoso ejemplo que consiste en disfrutar con el sufrimiento de seres vivos asustados e inofensivos; dicho criterio, además, no existe. Prueba de ello es su ausencia de las principales cadenas privadas, que se guían ciegamente por análisis de rentabilidad publicitaria; únicamente Canal+ se empeña en ofertar las principales ferias a sus abonados. Pero si algo causa especial repulsión en lo que respecta a este errado retorno taurino a TVE es una indisimulada connivencia del Gobierno actual con sus cabeceras informativas aliadas. El terreno para preparar el regreso de sangre y arena a nuestras pantallas como una victoria de la España de bien comenzó semanas atrás con las patrióticas portadas de ABC a raíz de un supuesto lleno espontáneo en la Plaza de Toros de Illumbe (Donostia), un éxito de taquilla que, según el diario conservador, cimentaba una politizada respuesta al proyecto de la corporación municipal de cara a prohibir la celebración de eventos taurinos en el municipio. Fanáticos de distintos puntos del Estado acudieron a la patriótica llamada para crear la apariencia concertada de que la izquierda abertzale prohibe y reprime los legítimos intereses de la ciudadanía. Y así se escribe la agria historia de la España reversible. En todo caso, el consistorio donostiarra no picó en la trampa y, una vez finalizadas las jornadas de matanza con público, llevo a término el civilizado destierro de las corridas allende sus fronteras municipales.
El Partido Animalista (Pacma), así como otras formaciones de carácter local a lo largo y ancho del Estado, han procedido a registrar denuncias contra RTVE, recordando que las corridas de toros son «un espectáculo en el que los espectadores asisten a la agonía y muerte de un animal desangrado, un auténtico maltrato para los animales». Además, ha acusado al Partido Popular de apoyar «de forma partidista al ‘lobby’ taurino» y estar «dispuesto a todo para que las retransmisiones de las corridas regresen a la cadena pública». Incluso a pasar por encima de la directiva europea de ‘Televisión Sin Fronteras’, incorporada al Ordenamiento Jurídico español en 1994 y que impide taxativamente que los contenidos violentos que afecten a la infancia sean emitidos entre las 6.00 y las 22.00 horas.
El entorno en el que vamos reptando para pasar desapercibidos ante los ojos de esta perenne crisis no sólo se circunscribe al ámbito económico, comprobando como retornamos, con curvas demasiado cerradas, al nivel de expectativa vital de décadas anteriores, sino que resulta patente que los del bastón de mando se obstinan en atar a nuestro peso cotidiano otro saco extra relleno de España intelectualmente cruel y subdesarrollada.

13 Comentarios

  1. me gustan los toros . me gusta contemplar la maestranza, las ventas, los trajes de luces … porq
    los toros no solo han dejado sangre, tb. arquitectura, floklore, literatura… creo q compararlo con
    las peleas de perros no es del todo objetivo.

    • Estimado David, en esta Casa nunca se han comparado ambas barbaries. Sencillamente, se repulsan ambas utilizaciones por parte del hombre de los seres vivos con los que cohabita como sangriento divertimento. Los toros no han dejado todas esas expresiones, sino la misma mano sensible del individuo que, a su vez, encuentra belleza en el sufrimiento. Otras realidades absolutamente desterradas de nuestra forma de ser, comportarnos y relacionarnos han sido milenarias protagonistas de plasmación artística, y no por eso se puede pretender la detención de una imprescindible evolución humana hacia la sensibilidad con el entorno, con el nervio que no debe ser punzado con regodeo festivo. En la palabra, la columna ó la arruga poética de la Historia se contienen trazos y trazos de armonía estética ondulando sobre barbaries; en su contexto, las comprendemos y hasta podemos empatizar sensiblemente trasladando nuestro pulso a aquel contexto. Pero tiempos pasados crueles que sigan siendo pasado.

      • Comentario del Año.
        Lo cierto es que es la misma justificación moral de los países colonialistas con los africanos: «el esclavismo los trajo a la tierra de la libertad (sic), ahora viven en casas normales y antes vivían en casas de paja».
        O la moral del bravucón: «lo golpeo con justa razón; pues no me quiso dar su dinero».
        Vamos es que es muy cínico plantearse siquiera justificar genocidios en beneficio propio porque, según su retorcida forma de ver las cosas: están ayudando a los otros también.
        Jodido, me di cuenta que si cambio colonialista por capitalista no tendría que modificar nada del texto.

    • Cuando uno decide u opta por la barbarie necesita vías de justificación. En la consciencia, donde quiera que tenga ese mínimo porcentaje que le evita la caverna permanente, el que disfruta de la sangría cobarde debe sentir vergüenza, pero le puede lo primario junto a un terriblemente errado sentido de la cultura de lo que considera su tribu a proteger.

  2. A raíz de estos comentarios antitaurinos y, también a mí me gustaban antes las corridas de toros, como soy andaluz de izquierda me preocupa que la Junta de Andalucía, regida por PSOE e IU, sigan manteniendo las corridas de toros en Canal Sur con presupuesto público, no me encaja mucho que estos políticos de izquierda, unos más que otros, no corrijan de una vez por todas esta práctica violenta contra animales, sean los animales que sean, a ver si voy a estar confundido y estos políticos no tienen nada de progresistas y sí mucho de castizos con todos los tópicos habidos y por haber, defensores de la España rancia y cañí. Señores, hay otras formas de arte y de diversión.
    Ojalá me equivoque y en poco tiempo vea a Canal Sur prohibir esta práctica atávica, a pesar de que se puedan perder votos de los taurinos. Políticos de izquierda: todo no es conseguir votos a cualquier precio, así no se forma una sociedad de futuro.

  3. Si necesitamos torturar, matar, para ver arte… maldito sea el arte !!
    Los trajes de luces, ver a un hombre ‘ondulando’ en una plaza de toros, es arte ?… Si, tal vez, aunque a mi me parece una ‘mariconada’…
    Que los suban a avión de caza en en un ejercicio con un buen piloto durante 20 minutos… ya veremos como ‘ondulan’ cuando bajan… Y ahí no hay nadie para aplaudir… no hay pañuelos, no hay brindis, no hay prensa ni TV… O que se pongan a escalar montañas…
    Nada puede justificar la barbarie y menos la barbarie como diversión de unos cuantos…

    • La barbarie no se puede justificar ni como tradición (tantas que hemos desterrado de nuestra realidad por ser, precisamente, contrarias al avance civilizatorio) ni como arte o inspirador de ello (de tragedias de alta magnitud también trascienden grandes obras culturales de la humanidad y no por ello intentamos potenciar su existencia permanente). Quien utiliza estos recursos chabacanos para mantener su brutalidad, su subdesarrollo existencial, se cataloga a sí mismo.
      Gracias por caminar a nuestro lado en la senda de CasaQuerida!

  4. «El grado de civilización de una sociedad se puede medir por el modo en que trata a los animales»
    (Mohandas «Mahatma» Gandhi)

  5. Recuerdo cuando era un crio e iva a cazar pajaros (para luego comerlos) con tirachinas y luego perdigones y el placer que sentia cuando los «cazaba» era casi mayor al que sentia cuando mi madre me los freia; cuando empeze a ser consciente de esta paradoja cambie los pajaros por las latas. Sigo conservando la escopeta y sigo «sintiendo» ese hormigueo que sentia por la pieza cobrada pero no he vuelto a disparar contra ningun ser vivo.
    Salud y buenaventura

    • Lo que no significa, querido Aqueloo, que caigamos en la demagogia de rechazar la irrechazable necesidad omnívora de alimentarnos de variopintos alimentos, algunos sacrificados, otros recolectados y otros preparados. Es indudable para los que nos alimentamos de todo tipo de elementos nutritivos que puede existir un dilema moral con el sacrificio de seres vivos para nuestro acopio físico, y lo que exigimos, o así debemos hacerlo, es la mayor «limpieza» a la hora de disponer de proteínas y nutrientes provenientes de carnes varias. Cazar para la alimentación es consustancial a nuestra condición, mas la diversión de asesinar como tradición o actividad lúdica debe ser el atavismo rechazado.
      No es una doctrina, es una actitud, como nuestro encuentro en CasaQuerida.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here