Estamos en la antesala de presenciar el arranque de una nueva edición de los Sanfermines, el reducto que se dice lúdico teniendo como eje central de su brutal divertimento la utilización de animales indefensos, vapuleándolos en un febril agobio por diversas callejuelas del casco viejo de Pamplona hasta desembocar, como un premonitorio afluente de sangre, en esa plaza que sigue reuniendo a la barbaridad humana más orgullosa, aquella que alza su pecho al intentar relacionar el nacionalismo y la tradición de un grupo humano en base a tradiciones obligatoriamente desterrables de nuestro planning social.
Aún así, no sólo parece que no avanza un ápice la sensibilización ciudadana ante canalladas disfrazadas de espacio festivo, sino que su cobertura protectora mantiene las murallas a máxima altura: Los Sanfermines reúnen durante una semana a lo más granado del desenfreno etílico planetario bajo el manto de su mentecata titulación como Fiesta de interés turístico internacional, y eso está pero que muy bien si la imagen principal y el centro de adoración que protagonizara campañas publicitarias y cartelería varia fuera el litro de sangría, no el toro masacrado. Es de suponer que los muy conservadores regidores pamplonicas no se enorgullecerían de los festejos principales de la localidad si ése fuera el eje central público del chiringuito; parece que resulta motivo de mayor orgullo y respetabilidad invitar a la muchachada interna y proveniente allende los mares y las fronteras bajo el pañuelo de color sanguinolento que relata en qué consiste el epicentro de la convocatoria. Pero que no se lleven a engaño: mientras las vías asfaltadas de la capital navarra se encuentran plagadas de febril pasión etílica, el ruedo vespertino comprueba como sus gradas se van despoblando edición tras edición. Los astados, por tanto, cumplen una repugnante función de arbitraje, de termómetro obligado para medir el nivel de bebidas espirituosas que se encuentran en el torrente humano a primera hora.
Todo esta rémora histórica de la que nos avergonzaremos antes de lo previsto cuenta, irónicamente, con la amplia cobertura y patrocinio, una edición más, de RTVE, el ente de radio y televisión pública que sostenemos todos los ciudadanos, independientemente de nuestra adscripción política, pasión balompédica y, visto lo visto, de resultar hombres y mujeres que no entienden el sacrificio animal como acto de placer. Cabe plantearse a qué grado de arraigo puede llegar el peso de la equivocada costumbre humana para no sólo programar un despliegue propio de una actividad extraordinaria de la sociedad sino enorgullecerse corporativamente, esbozando sonrisas desde todas las tribunas de la programación televisiva pública, al anunciar las novedades audiovisuales que permitirán presenciar con mayor cercanía y nitidez la tortura y la miseria de los Sanfermines.
El concepto de fiesta permite en nuestro momento histórico multitud de acepciones del divertimento, la algarabía y el frenesí lúdico, pero en ninguna que merezca tal calificativo puede caber la utilización de indefensos animales, hervíboros asustadizos que marchan raudos en busca de una escapatoria ante el desconcierto de calles estrechas, agresiones permanentes, ruido desconocido. Lo desconcertante es que es prácticamente imposible encontrar disidencias desde el arco político navarro y español entre las formaciones mayoritarias. Es, nuevamente, el sacrificio de minorías sociales, hoy repudiadas por el peso del atavismo, lo que permite avanzar unos pocos pasos en busca de la lucidez como comunidad avanzada. Antes que después, llegará el año en que el presentador del informativo del Telediario primera edición comunique la desaparición de esta crueldad documentada de la parrilla de la cadena estatal. Mientras esto ocurre, cambien de canal para que los índices de audiencia les vayan recordando el error de pudrir nuestros tributos con sangre inocente.
De uruguay . 100 años las plazas de toros cerradas, por suerte .Ahora nosotros la raza inteligente sin querer o queriendo nos gusta el triunfo y si es facil mejor Contra un toro ,una etnia, pobre, gordo ,flaco etc. La cosa es ganar, es la ley de la selva .Solo nos juntamos como especie cuando nos va mal, Entonces somos capaces de pedirle ayuda al toro
Estoy de acuerdo con todo lo que dices en el texto, Tinejo. Pero pon en Pamplona la pléyade más selecta del genuino izquierdosismo (donde lo haya) y verás cómo los encierros multitudinarios, las corridas de toros, las procesiones con la escultura de un tal Fermín, no variarían ni un ápice de lo que conocemos hasta ahora.
La cosa es muy compleja, Tinejo.
Aberraciones arcaicas que se han ido consolidando hasta nuestros días, es dificilísimo —por no decir imposible— el desarraigarlas del colectivo.
Lo mismo pasa con el franquismo. Está tan arraigado que necesitaríamos que pasara un siglo más para que empezara a verse el atisbo de desaparición de aquel fenómeno político que nació de una exitosa victoria bélica.
Saludos socialistas,
Tienes toda la razón, amigo Jesús. Más allá de las tradiciones sangrientas que sustentan estos circos, es la codicia y la necesidad de negocio la que sostiene el artificio. Si las élites que durante una semana ocupan las mejores plazas hoteleras y las reservas de los restaurantes con las cartas más suculentas desaparecieran de sus tradiciones, lo secundario, aquello que atesta las calles para dar colorido y no dar apariencia de club privado, no sustentaría el más mínimo festejo con devoción institucional.
Es fabuloso ver pasar en esta jornada por tu CasaQuerida!
Muy buen artículo, estoy de acuerdo. Lo curioso es que los festejos taurinos se terminarian solo con que se retirasen todas las subvenciones que estos espectaculos sangrientos reciben. Es indignante que dediquen nuestro dinero , el dinero de todos a un espectáculo brutal y repugnante, y encima que al tiempo que recortan nuestros sueldos y las subvenciones a grupos que defienden derechos sociales y humanos dediquen dinero a las corridas
Está claro que en este Estado queda mucho camino por recorrer en cuanto a la defensa del entorno y de los derechos de los animales. No sólo tenemos que sufrir realidades como la anunciada ayer por la Xunta con respecto al sacrificio de caballos salvajes (asunto que trataremos en próximas fechas), sino que llegamos al punto extremo de utilizar su sufrimiento como divertimento, y encima televisada por la radiotelevisión pública. Lo dicho, amigo Miguel Ángel, mucho camino por recorrer.
Gracias por esta agradable visita dominical a tu CasaQuerida!
Si al menos fueran políticos corruptos los que corrieran delante los astados toros. Por Estafeta hacia Burlada y pa Francia o el Cantábrico. Es domingo y soñar es gratis. Saludos.
Es un gran espectáculo y, la verdad, humanizar al toro deberías dejarlo para Disney.
Lo que defiendes no es el progreso sino un simplismo algo totalitario.
Una plaza no es un matadero, está muy claro, y si piensas (como lo haces) que lo es, no deberías visitar los mataderos. Pueden herir tu sensibilidad.
Estimado Alfredo, lo que resulta simplista es comparar la necesidad omnívora del ser humano a nivel alimentario con la crueldad gratuita para masacrar a un ser vivo como divertimento cruel. Nadie habla de progreso, sino de civilización y eqquilibrio humano. Una plaza no es un matadero, desde luego; no tiene más función que entretener a costa del sufrimiento.
Un vergonzoso espectáculo que representa (junto a otros muchos) a la España más retrógrada, casposa y cañí.
Gracias por tu excelente texto.
¡Fuck San Fermin!
Gracias a visitantes y residentes como tú, que disfrutan viendo corretear a nuestros congéneres por el jardín sin entender donde se encuentra el disfrute de apalearlos, masacrarlos, acribillarlos y hacer correr su sangre como juego macabro.
Es que son infrahumanos, quºe querºeis? Y encima representan a la excelencia, Si pudieran volvºian al dejarretamiento de los toros. Lo mºas triste es que muchas mujeres se estºan sumando a esta barbarie, ellas que abominan de la violencia… Ejemplo de esta excelencia es el alcalde de Valladolid, que ha clausurado los cursos de mºusica para subvencionar las corridas de toros, Este es el partido cristiano, de centro y moderno, con sus polºiticos segnoritos repeinados. En fin.
Las plazas de toros, sin subvenciones e impulso de políticos acomplejados que mezclan patria y españolidad, ineludiblemente, con tradiciones bárbaras, estarían prácticamente desiertas. Pero…
no soy taurino y no quiero que sufra ningún animal, pero no es cierto que en el encierro, la corrida es otra cosa, se vapulee a los toros, porque incluso está prohibido ponerles la mano encima y apoyarse en ellos. En el encierro han muerto unas once o doce personas y ningún toro.
Estimado Francisco, cuando una marabunta se divierte con el nerviosismo de un hervíboro que corre despavorido, buscando una salida ante un hormiguero humano que busca su entretenimiento a costa de la incomprensión de otro ser vivo, la justificación se queda en la puerta de salida. Con todo el respeto que merece su visita a esta Casa, que ya es su residencia, no podemos caer en la demagogia de deslindar estocada con escapada.
Hace apenas 30, ó 40 años era normal matar un perro, o un gato por puro sadismo. Igual suerte corrían el reto de animalitos. SU muerte no significa nada.
También se explotaba, y maltrataba a las mujeres, o a los homosexuales.
Hoy en día estas malas prácticas ya no son nada normal. Ni habitual.
Se han convertido en prácticas denunciables, y que la ley directamente castiga.
Esperemos que todo esto se lleve por delante esta vergüenza de ser español, de España.
Nación lider en corruptos, y picaros sinvergüenzas.
Si maltratas serás alejado, y castigado con cárcel.
Mañana veremos como este espectaculo sangriento del abuso, y la tortura contra los toricos. Cesa por inhumano. Vegonzoso. Cavernícola. Decadente. Horripilante.
Así sea, amigo Guss. Está todo dicho con la marcha directa que su texto ha dirigido.