Cumpliendo lo estipulado en el texto constitucional venezolano, el ejecutivo del país caribeño ha procedido a convocar elecciones generales el próximo 14 de abril. La imposibilidad de toma de posesión por parte de Hugo Chávez tras su victoria en los comicios del pasado octubre no ha variado esta obligatoriedad de nueva visita a las urnas, toda vez que la normativa electoral regula esta situación no sólo en el caso de no acceder efectivamente a la más alta representación del Estado, sino también por fallecimiento o incapacitación durante los cuatro primeros años de mandato. Aclarado, por tanto, el calendario, así como los candidatos en disputa, queda ver qué grado de variación en la intención de voto puede producirse a escasos cuatro meses de una cita con las urnas que otorgó al PSUV liderado por Chávez unos resultados contundentes, reafirmados semanas después con otra apabullante victoria en los comicios regionales.
No es ningún secreto que Henrique Capriles planteó notables objeciones a la hora de repetir como candidato presidencial de la mezcolanza opositora, toda vez que es consciente de su más que previsible derrota, posiblemente agudizada frente al cadaver aún caliente de Chávez Frías. El gobernador del Estado Miranda sabe que el 14 de abril tiene mucho que perder y nada que ganar: su reputación nacional, a pesar de la derrota del pasado octubre, no le impidió quebrar electoralmente a un peso pesado del oficiliasmo, Elia Jaua, en Miranda, mientras que su capacidad pública para aglutinar a las familias que componen los restos del sistema de partidos anterior a 1999 ya se consideró, en sí, una victoria a medio plazo. Por su parte, Nicolás Maduro ha sido anunciado como sucesor en la jefatura del Estado sin aparente disención entre las corrientes del PSUV, a pesar de los interesados anuncios apocalípticos que, desde el fallecimiento del coronel de paracaidistas, vaticinaban una batalla encarnizada por repartirse supuestas fragmentaciones en el movimiento bolivariano. La realidad es que el consenso, al menos aparente, de las tendencias que componen a la coalición de gobierno no se han transparentado ni por asomo en esta luctuosa semana frente al cadaver del incontestable y carismático lider venezolano Hugo Chávez. Todos siguen a una para proteger el ideario de la particular revolución que viene desarrollando, con sus vaivenes, el Estado caribeño desde finales del siglo pasado, apoyada en más de una decena de procesos democráticos por una inconstestable mayoría de la ciudadanía venezolana.
Desde la progresía más aparente que se puede esperar por parte de las multinacionales de la comunicación, al odio más irreverente que se puede plasmar a cinco columnas, las reflexiones acerca del futuro inmediato y del desenlace de la actual situación macroeconómica y social de Venezuela insisten en presentarnos a un país altamente subvencionado, que ha creado un clientelismo electoral fruto de una especie de simple reparto de la riqueza colectiva merced al maná petrolero. De este modo, el refrendo de las políticas gubernamentales se deriva de una mejora soberbia de las condiciones sociales y económicas de las clases menos privilegiadas (aquellas desterradas históricamente por la corrupción rampante AD-Copei), y que resultará abandonada a medida que el grifo de crudo deje de surtir las arcas estatales. Del mismo modo, el apoyo de la mayoría de Estados del continente americano no merece lectura más compleja que la supuesta generosidad del Comandante Chávez obsequiando a sus vecinos a cambio de adhesiones sin fondo. Esa es la lectura, esos son los sesudos análisis de aquellos que aprendieron la lección del infructuoso golpe de Estado de 2002 y han optado por una nueva vía de agresión periodística, la del descrédito ante un ejemplo gubernativo que hace polvo el interés de sus financiadores y patrocinadores.
Estamos, pues, ante una forma de análisis socio-político tramposo o, tal vez, incapaz de entender el mundo fuera de los parámetros de capitalismo voraz que limita nuestra visión de conjunto. Reinvertir los pingües rendimientos de los recursos colectivos en alfabetizar a la población, abaratar los costes de los productos básicos y tejer una red de protección social eficaz supone gobernar para la mayoría, equilibrar la permanente lucha de clases sin necesidad de sangre y ser fiel al proyecto bolivariano que sueña con una Latinoamérica remando en una dirección, la de sus ciudadanos. Intercambiar petroleo por médicos, materias primas o apoyo institucional no es más que ser fiel a ese fundamento histórico: poner a disposición de todos lo que las falsas fronteras han tenido a bien dejar dentro de un territorio que aspira a derribar esos falsos muros, esas interesadas divisiones que han enemistado a los que debieran ser hermanos, los desterrados de la Historia desde la invasión hispánica. Se puede poner en solfa el estilo bravucón y pseudoreligioso de aquel que ha encabezado ese magno proyecto durante los últimos catorce años, pero no el fondo, los resultados, de su acción política. Queda por ver cuanto de alargada es la sombra de Hugo Chávez en el futuro inmediato de todo el continente, qué grado de dependencia mitificada se estancará en la locomotora del progreso colectivo en el cono sur. Por el bien del mundo de las ideas, su figura no debe trascender a pin y camisetas, a alguna referencia literaria de bondadosas pretensiones, pero nunca resulta conveniente embalsamar y poner en los altares públicos lo físico para intentar sostener lo material; de ahí a ver a las hienas repartirse los restos no hay más que un paso, con la consecuente degradación de lo que realmente importa, del avance de una sociedad esperanzada.
!Me encanta!, ya estoy harta de tanta basura esparcida por la mayor parte de medios de información… Nadie puede negar que es y ha sido una persona de contrastes, con mayorías que lo quieren y aplauden sus hechos, y si, también con grandes enemigos .Pero ni estos pueden negar las mejoras introducidas para la mayoría de la población.
Los grandes medios de comunicación se deben a las empresas que se publicitan y a sus dueños, y estos en general no suelen ser amantes de gobiernos que nacionalizan la riqueza para mejorar la vida de la mayoría ciudadana. Pero como recordamos no se debe alargar demasiado la mitificación de Hugo Chávez, sino continuar el sendero político y económico que está por encima de las personas y al servicio de las generaciones presentes y venideras.
Gracias por estar tan cómoda en tu CasaQuerida!
Me gusto este punto de vista de ver la situación. Excelente.
Nos sentimos reconfortados con que te encuentres cómodo entre nuestros cojines de reflexión.
Gracias por pasar la tarde en tu CasaQuerida!
La población demócrata en España contemplamos boquiabiertos la constitución que disfruta Venezuela, desde hace muchos años, por iniciativa del personaje fallecido …
http://demopunk.net/sp/ley/constitucion_ven00.html
Estimo que en España se necesitarán más de 100 años para conseguir el mismo nivel de Libertades Políticas
[…] La sombra de Chávez no debe alargarse | Casa Querida. […]
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La cruda verdad de Venezuela ¿o parodia?
Más info aquí:
http://internacomercio.wordpress.com/2013/03/11/la-cruda-verdad-del-gobierno-venezolano-parodia/
Información Bitacoras.com…
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