Es sólo una cuestión de fe

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Puedes recordar lo que viví, lo que pasó, y todavía no estoy yo… Sin embargo, ambos estaban esta mañana, cerquita, a contracorriente, a contrachaqueta. Marcialidad dental y cabellera de orden del lado de costumbre; coleta risueña y premolares anárquicos, al frente y de frente. Pasan los meses, no así el gusto por los remake políticos, lo que no obsta para que maleame tú para guapearme yo. Segundo round, herrajes fuera de los guantes.
Dicen que encendí más de una luz, que os engañé, pero no sabes como soy. Es sólo una cuestión de fe, casi es una decisión que nunca he tomado yo… Se ven para sonreirse, para calentar el lado contrario del mismo espacio mullido, y nudillo de caricia. Están de acuerdo en que nunca podrán ser Zipi y Zape, porque lo suyo es más de Mortadelo y Filemón, de garrotazo y tentetieso, a saber en qué dirección se acabará guiando el mazo electoral.
Si, tenía miedo y también tenía un hueco aquí que no dejaba hablar, sólo decir lo que querías oir…. en privado, mientras las cataratas de votos han ido fluctuando, desde 2015, sin leyes de la Física electoral que consiguieran maniobrarlas. Hoy es ayer sin mañana, cautivamente armados aquellos acorralados que sueñan con no dejar votante con cabeza antes de claudicar en ese destino que es siempre universal: el de la derrota de lo inerte.
La cosa sigue igual, pero al revés… y sabes que te engañé, más de una vez ¿Y qué, y qué? Qué le voy a hacer… Condenados al navajeo lejano pero tan reñidos en distancia corta que se incomodan sin tertuliano de por medio; ¿Cómo afrontar una riña descensurada para dirimir un duelo a dos años vista? Así las cosas, ministros reprobados e investigados en barrena, no hay peor augurio que el que emerge de una bala mojada, impulsada por pólvora de goma, en un amanecer que tiende a eclipse. Total, es sólo una cuestión de fe.

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