Como las causalidades que surgen de la ficción realista hacia el escenario del realismo sociológico, resulta difícil imaginar que el terrenal Delibes imaginara, mientras remataba El disputado voto del señor Cayo, que su prosa tomara forma en la Catalunya de 2015. Tras las asambleas de la pasada semana, y más allá del caso particular que se aireó desde twitter hacia algunas cabeceras, deben existir cientos de sensibilidades ausentes que se estarán preguntando porque la imposibilidad o la desidia les impidió convertirse, tal vez por única vez durante su divagante existencia, en cuestión determinante para algo; más aún cuando del inmediato futuro del proceso soberanista se trata. Empate a 1515 es idéntico a arruga espacio-temporal en un universo que ve como se expande, al estilo de una supernova caprichosa, su trascendencia con visos de explosión magnética, un infarto masivo de intereses que, gracias al compromiso asambleario, produce estos escenarios tan cinematográficamente rocambolescos.
Cientos de miles de votantes de CDC y ERC no pueden conciliar el sueño cada vez que escuchan el soniquete democrático de las reuniones de la CUP. En el fondo, rabian contra la democracia: El artilugio parlamentario tiene un pase para justificar con unos puñados de votos la decisión de unos pocos, algunos que ni siquiera han rendido cuentas electorales en su maldita y corporativa existencia; pero topar el destino frente a diez diputados que, en realidad, son tantos y tantos ojos vigilantes desde las respectivas organizaciones territoriales, resulta inconcebible a aquéllos que, no obstante, se empecinan en timarnos con su inquieta paciencia, cada vez más irritada. ¿Qué ocurrirá mañana, en ese tie break que amenaza con finiquitar un apasionante duelo de voluntades? Pase lo que pase, la división que el resultado producirá entre el público no se presenta, a priori, pacífica. Es lo segundo más relevante que deriva de la democracia real: saber que se tiene poder efectivo de opinión refuerza la propia en detrimento de la ajena, más aún si una supera a la otra por margen tan famélico.
Mañana, no obstante, se clausura este proces dentro del proces de la manera más deslucida. A golpe de tablas en ese múltiple tablero directo en el que se han batallado las cuatro opciones que la CUP puso sobre la mesa, será el Consejo Político el que tome la determinación, con unas pocas decenas de representantes que trasladarán la voz de sus respectivos órganos territoriales. Un refrendo en diferido, vaya. Y sea cual sea la decisión, el pragmatismo habrá empapado las voluntades que han definido el camino hasta llegar al culmen de una toma de voluntad que, aunque parezca poderoso, ha desgastado sobremanera a las sensibilidades de esta formación política; exigencia injusta y exagerada sobre los hombros, a imagen y semejanza del labriego Cayo, de un porcentaje moderado de apoyos ciudadanos que dirán cual es la senda que tomará Catalunya de aquí en adelante, a la espera de otras potenciales disfunciones en las negociaciones que no han empezado sino comenzar en la Corte. Que la honradez los acompañe.
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La honradez y ya puestos… la ética.
¡Buenas noticias son las de saber del amigo Tinejo en 2016!.
Salud amigo
Un abrazo leal
Pepa
Encontrarnos siempre es noticia de alcance para copar titulares de alegría. Confiamos en que siga ocurriendo!!
Seguro… La buena gente siempre está dispuesta. Un abrazo. Pepa Terrón