El desolador funeral Público

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El mes de septiembre de 2007, justo a las puertas de una crisis a punto de rendirnos y desarmarnos, incáutos y por sorpresa, gestaba el fértil nacimiento de una necesaria cabecera informativa que venía a ocupar la estantería izquierda de nuestros quioscos, vacía y desolada desde el fallecimiento de Diario 16. En su espíritu fundacional, el diario Público se posicionaba, rotundamente, por la defensa del espacio colectivo, de los servicios y prestaciones justas y necesarias de un Estado a desarrollar desde la solidaridad y la equidad democrática. Era una carta de intenciones emocionante, emanada desde una sensatez romántica, y con unos pilares que sustentaban con garantías plenas en lo periodístico su nacimiento y etapa de madurez como medio de comunicación.
La dirección apostó, y eso era más que buena cosa, por un rostro y un cerebro directivo ajeno a las grandes plataformas de comunicación, Ignacio Escolar. El joven director de La Voz de Almería, venía a liderar una estructura periodística atestada de plumas de relumbrón, una terna inmejorable de pichichis del arte y ensayo narrativo: Rafael Reig, Antonio Avendaño, Javier Vizcaino, Manolo Saco, Isaac Rosa y, como colofón de una plantilla de relumbrón, Javier Ortiz. Esa gestación se siente desde esta Casa muy cercana, con aquella llamada de agosto en la que el añorado periodista guipuzcoano nos trasladaba su ilusión por iniciar esta aventura con pinta de sincera, tan alejada de la complicación mundanal de las jotas; y nos quedará grabada su sensación de niño barburdo con zapatos relucientes en la fiesta de presentación del periódico, absorto con la presencia de Brian Ferry y mucha energía redactora. Rejuveneció en lo profesional y lo humano, como seguramente todos sus compañeros de columnas ladeadas, como Torres de Pisa enderezándose. Adquirir Público en coloreado papel se convirtió en un signo de distinción lectora y, a su vez, la cruzada por exportar las bondades de su contenido fue provocando una alegría completa cuando los queridos cercanos iban abandonando matutinos con injusta fama progresista y descubrían lo que no sabían que podía ser hallado por 0,50 euros.
La pérdida irremplazable de Javier, casi a la vez de la salida de Escolar de la dirección del medio y la aparición sospechosa e incómoda de Ernesto Ekaizer pintaron, en cierto modo, los primeros graffitis horteras en un espacio que, a sabiendas de buscar el rendimiento económico y la rentabilidad empresarial, tenía una lograda apariencia de ausencia lucrativa entre sus opiniones límpidas y sus sobradamente valerosos redactores: recuperadores del dedo en la llaga mohosa, en el hostigamiento a los corruptos y sus entramados, al desvío de la responsabilidad gestora, demasiados horteras con acceso a la caja fuerte les pillaron tanta tiña como a cierto magistrado de cuyo nombre todos nos acordamos. No es casual la ausencia radical de inversores para continuar esta indispensable aventura, de igual manera que la unanimidad cómplice de ciertos inquisidores judiciales.
Hoy se ha cerrado una puerta tras la que seguía una maquinaria agradablemente ruidosa a pleno rendimiento. No son buenos tiempos para el periodismo escrito y sus tradicionales fuentes de negocio; la transición entre su necesaria existencia y el corrimiento de lectores hacia la gratuidad digital sigue sin conseguir un marco de aclaración acerca de cómo nutrir la complejidad del periodismo profesional, de su desarrollo desahogado y bravo. Por aquí, por esta rendija sin filtro, se han estancado las demandas informativas de millones de ciudadanos con profundo ánimo de ingerir verdad progresista y el futuro, al menos cercano, de tantos artistas del implecable arte de la transmisión periodística. Era una enternecedora quimera animarnos a acompañar esta aventura que aspiraba a defender lo público de manera veraz y sincera; lo inevitable es que lo hacía sobre un subterráneo de capital privado que solidifica y, con la misma rapidez, licua sus apuestas inversoras sin apostar a caballo honrado, sino ganador. Hasta siempre, querido Público.

24 Comentarios

  1. Algo se muere en el alma…
    Se va a echar muy de menos. Otra noticia triste desde la España del desanhelo.
    Tengo curiosidad de cómo afectará a la edición digital, pues suelo desayunar con el columnista que más me haya atraído el título de su artículo.

    • Todos los que queremos estar informados con la mayor lejanía de las instrucciones corporativas y administrativas, sin duda estamos cubiertos de negro funebre. Pero nos seguimos teniendo, nos seguimos informando.
      Abrazos sentidos.

  2. He reproducido el artículo, amigo Tinejo y he leído su comentario con motivo de la operación de Nelson Mandela en ese Público que tanto seguimos.
    Un abrazo.

    • Y que, aunque mantenga esa frágil versión digital (por ahora), nos deja la mar de desasistidos frente a la oferta del kiosco. Lugares de información de fiar, nunca mejor dicho, siempre encontraremos por esta amplia red, pero un diario honrado con café y aire fresco es un placer que se necesita muy de poco en cuando.
      Abrazos y ánimos.

    • Y tanto que nos debe estar acechando sin todavía haberlo advertido. Fuerza y elegancia, ánimo y honradez.
      Gracias por visitar tu Casa Querida!

  3. La democracia ha perdido hoy a uno de sus mejores defensores. La izquierda, las personas honradas y aquellos que quieren un mundo mejor echarán de menos la mejor cabecera del panorama nacional.

  4. Una mierda de propaganda y panfleto de izquierdas menos!!!! a ver si paran ya de levantar viejas heridas de derechas y de izquierdas. Sólo sabían envenenar las mentes con sus mentiras y manipular la verdad! Viva España y la libertad!!!

    • Estimado Blas, sin duda se nota que para amantes de la libertad propia ha sido un caos mental que desaparezca Público. Imagino que será más incómodo tener que ir buscando otros lugares donde esparcir ese resentimiento y esa educación inexistente. Qué la vida no te siga tratando con tanto desprecio, que consigas aliviar esa desazón.

      • Buenas TInejo. Acaso eres psicólogo?? A mi la vida no me trata con desprecio, ni hay una desazón. Por favor, respeta las opiniones de los demás. Acaso yo he opinado sobre vuestras opiniones (valga la redundancia) diciendo si la vida os trata bien o mal?. Se puede criticar, responder o lo que sea, pero no me conoces de nada como para verter comentarios de ese calibre.
        Saludos

  5. Es el unico periodico que he leido en mi vida,creo que con los seguidores que tiene en la version digital,si se lo cargan ,esta claro que forma parte de esta represion fascista en la que la el futuro es la exclavitud

    • Sigamos, pues, cultivando su lectura. Una eficaz opción también sería que otros informadores digitales nutran desinteresadamente algunos contenidos, para suplir las inevitables bajas laborales del medio.

  6. Claro. si cierra es culpal de los fascistas. No de la incompetencia y repulsa que proporciona a una gran parte de miles de lectores a los que resulta imposible enganchar a este libelo. Descanse en paz. Y a se posible para siempre. Que tanta gloria lleve como paz deja.

    • Luego lo borras, pero me desahogo:
      ¿No se podrá ir al pedo toda esta puta gentuza que aparece por sitios decentes como manada de buitres, gaviotas , cucarachas rastreras, ignorántes, fanáticas y gilipollas que lo ensucian todo con esa física cambiada de comer por el culo y cagar por la boca?
      ¡Ala!
      Salud a los buenos.

      • Que el desahogo permanezca, que es necesario para el tránsito democrático. Necesitan verter toda esa enfermizo complejo allí donde se habla de asuntos que, o no entienden, o no soportan. La información se transforma para ellos en peligro, la opinión distinta en disidencia. Que dejen constancia de sus jaquecas morales, y a otra cosa.
        Un gran abrazo, entremos a Casa y dejemos que griten desde las verjas, es una afición que sólo hace mal a ellos.

  7. Parece que los viñetistas no siguen y bob pop tampoco, por lo que me hace pensar en una desvandada general de plumillas y blogueros. Una pena.
    Nos vemos por público.es
    Saludos

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