Cien mil recibimientos, Cien mil afectos

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La calurosa casualidad ha calculado que hoy, en la celebración del decimotercer mes de existencia de esta Casa Querida, hayamos podido disfrutar de la inesperada aparición del visitante cien mil. En este escaso año la morada común ha ido ampliando estancias, acicalando sus dependencias y mobiliario, pero sobre todo hemos disfrutado con la ausencia de silencio. El debate, la lectura, el reposo y la positiva indignación han reinado por doquier desde la entrada hasta la buhardilla, repintando las habitaciones y retirando la humedad del salón principal. Tan sólo alguna tímida algarada ha convertido, tímidamente, el ambiente moderadamente festivo en bulla incómoda, pero ha pasado como un silbido más que hueco, que viene y va como el viento jugueteando tras las ventanas abiertas.
Sin duda, la apertura de nuestras puertas ha resultado una confortable experiencia, y confíamos que lo seguirá siendo. No ha sido una etapa sencilla fuera de estas oxidadas rejas y, desgraciadamente, cuando oteamos el horizonte no encontramos motivos para esperar un cielo despejado. No obstante, estamos cobijados, nos damos abrigo y calidez dialéctica y, qué demonios, no nos ha ganado nunca la pereza para evitar que, cuando los nubarrones se despistan, tomemos la ciudad para seguir maquillándola, para que vuelva a parecer como nueva. Y nuestra.
Gracias por visitar y seguir residiendo, de forma permanente o por temporadas, en su Casa Querida!

3 Comentarios

  1. Me sigue gustando, y estoy inSIstiendo entre los amigos la visita a esta casa. Ya la cabecera y sus habitaciones me indica lo bueno, que es casa nuestra, esa que abandonamos por correr tras un piso mejor y atarnos a un ente caro, artificial, con calefación central, ventanas de seguridas y aislantes, y la hipoteca fácil de pagar, y…. , por el solo hecho de estar más centrico, con más baños, con más servicios públicos y hasta un hiper en las cercanías. Saludos para toda la familia lectora.

    • Amigo Gonzalo, a nosotros los que más nos gusta es la fidelidad de tantos y tantos lectores en este escaso año desde la apertura, de par en par, de nuestras puertas. La mejor hora del día se concentra en estas conversaciones, en estos abrazos. ¡Qué calidez se respira en todas las dependencias con inquilinos como tú!

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