¡Ay Democracia!

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A mediados de 2010, en el epicentro permanente de una crisis que tenía al Gobierno de entonces contra las cuerdas, preso de unas encuestas desfavorables, pérdida de credibilidad y enfrentado al comienzo de un hundimiento financiero que se continuaba negando, el cantautor Javier Krahe decidió desempolvar su excepcional chaqué de ser político y rematar la letra de ¡Ay Democracia!. Sobre la base de un verso trastocado amablemente a la salud de Pablo Neruda (como proceso creativo está muy bien, porque los poetas fallecidos no suelen protestar, afirma con humor al dar la entradilla de esta pieza en algunos conciertos), el juglar madrileño repasa con tres años de lúcida antelación todos los motivos que han enfrascado al grueso de la ciudadanía por el porrón del desencanto, la indignación y la rabia social.
MeGustasDemocraciaNo es Javier amigo de relacionarnos sus letras con el amargo sabor del ciudadano, cada mañana en la cola que le toque padecer. Desde la polémica que le llevó al destierro de los grandes escenarios a cuenta de Cuervo ingenuo, sin obviar el esperpento de juzgados y titulares al que se ha visto arrastrado recientemente por inquisidores que no toleran el humor ni perdonan su propia y manifiesta cerrazón mental, siquiera en la cocina, Krahe ha empolvado los efluvios de sus versos con amores insatisfechos, satirismo de pareja que se ama y se deja de la misma manera que ocurre a diario en cientos de lechos, pero con la impertinencia del bufón que lee el adiós y se fuma un purito. Así es en los últimos tiempos pero cuando nos tocan la democracia, Ay de la Democracia.

Me gustas, Democracia, porque estás como ausente
con tu disfraz parlamentario,
con tus listas cerradas, tu Rey, tan prominente,
por no decir extraordinario,
tus escaños marcados a ocultas de la gente,
a la luz del lingote y del rosario.

Me gustas, ya te digo, pero a veces querría
tenerte algo más presente
y tocarte, palparte y echarte fantasía,
te toco poco últimamente.
Pero, en fin, ahí estás, mucho peor sería
que te esfumaras como antiguamente.

Los sesos rebozados de delfín
que Franco se zampaba en el Azor
nos muestran hasta qué grado era ruin
el frígido y cristiano dictador.
Fue un tiempo de pololos, tinieblas y torturas…
volvamos al aquí y ahora
donde tú, Democracia, ya sé que me procuras
alguna ley conciliadora,
pero caes a menudo en sucias imposturas,
fealdades que el buen gusto deplora.
Como el marco legal siempre le queda chico,
y a eso el rico es muy sensible,
si tirando, aflojando, empleando un tiempo y pico,
se hace un embudo más flexible,
que tú apañes la ley a medida del rico
al fin y al cabo es muy comprensible.
¿Pero qué hay del que tiene poca voz,
privado de ejercer tantos derechos,
porqué al nudista pones albornoz,
qué hay de los raros, qué hay de los maltrechos?
Y tus representantes selectos, Democracia,
tus güelfos y tus gibelinos,
cada día que pasa me hacen menos gracia,
sus chistes son para pollinos.
A enmendar tus carencias te veo muy reacia
y están mis sentimientos muy cansinos.
Y como ya me aburre decir continuamente
«eso no estaba en el programa»
no cuentes con que vaya hacia ti cuatrianualmente,
no compartamos más la cama,
vamos a separarnos civilizadamente.
Y sigue tú viviendo de tu fama.
Cuando veas mi imagen taciturna
por las cívicas sendas de la vida
verás que no me acercan a tu urna.
No alarguemos ya más la despedida.

KraheEstamos en época de debate acerca de si la corrupción que ya ha dejado de acecharnos y ha lanzado sus garras sobre nuestras confiadas sienes es hecho constitutivo de disolución y vuelta a empezar; si la porquería ha acumulado tal cantidad de toneladas que resulte más eficaz lanzar una cerilla que obstinarnos en barrer y buscarle neutro acomodo. Las conclusiones están en cada lucidez y en cada voluntad de implicación para armar lo desarmado, para construir el fuerte aunque nos falten piezas. Pero mientras lo analizamos es casi imposible no lamentarnos por la oportunidad perdida a diario y mascullar: ¡Ay Democracia!

5 Comentarios

  1. A nuestros políticos no les gusta el humor, pero a veces es la única forma de realizar una crítica ingeniosa sin que te metan querellas y encima te pongan mas difícil defenderte con una justicia que ya no es universal y gratuita, por eso me gusta mucho el humor ingenioso y sutil de programas como el Intermedio.
    Un saludo compañero.

    • Efectivamente, pero cuidado que se les puede ocurrir la ironía como nuevo tipo penal de lo más peligroso y reaccionario. Capaces son. Mientras, sigamos teniendo alguna que otra sesión de análisis político con algo de sonrisas que, de lo contrario, esto se hace insoportable.
      Feliz domingo en CasaQuerida!

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